San Marino, el equipo con más derrotas del planeta, vive un momento histórico y ve una luz rumbo al Mundial 2026.


Durante años, San Marino ha sido sinónimo de derrotas históricas, goleadas abultadas y el eterno último puesto del ranking FIFA. Pero contra todo pronóstico, el pequeño microestado europeo está viviendo un momento que pocos habrían imaginado: ¡podría acercarse a una clasificación al Mundial!


De ser el más débil del planeta… a soñar con el Mundial


San Marino, con apenas 33 mil habitantes, ha sido por décadas la Cenicienta del fútbol mundial. En su historial abundan las goleadas en contra y los récords poco envidiables, como extensas rachas de más de 100 partidos sin ganar.

Sus jugadores, en su mayoría amateurs que compaginan el fútbol con trabajos comunes, han tenido que enfrentarse a potencias como Inglaterra, Alemania o Italia. Las diferencias son tan abismales que durante años se le etiquetó como “el peor equipo del mundo”.

Sin embargo, algo cambió en 2024. San Marino consiguió su primera victoria oficial en casi 20 años, durante la UEFA Nations League, y con ello logró ascender de categoría en ese torneo. Esa hazaña, celebrada como si fuera una final de Champions, abrió una pequeña puerta a un sueño que parecía imposible.


El nuevo sistema que le da esperanza

La UEFA ha vinculado los resultados de la Nations League con las eliminatorias al Mundial. En pocas palabras, si San Marino tiene un buen desempeño o termina entre los mejores de su liga, podría obtener una plaza indirecta para disputar los repechajes rumbo al Mundial 2026.

Aunque las posibilidades son mínimas —y dependen de una compleja combinación de resultados de otros equipos—, la posibilidad existe.

Sí, el equipo que por años ha sido el hazmerreír del fútbol europeo podría tener la oportunidad de pelear por un cupo mundialista.


Orgullo más allá del marcador

Más allá de los números, San Marino representa algo mucho más profundo: la pasión por el deporte pese a las limitaciones.

En un continente donde los grandes presupuestos dominan, este pequeño país sigue compitiendo con dignidad, orgullo y una fe inquebrantable.

“Cada gol que marcamos se siente como un título”, dijo recientemente Nicola Nanni, uno de sus delanteros más destacados. Y quizás tenga razón: cada paso de San Marino es una lección de perseverancia.



Un sueño que ya es victoria

Puede que nunca levante una copa, pero San Marino ya ganó algo mucho más importante: el respeto del mundo del fútbol.

Y si algún día logra clasificar a un Mundial, sería la mayor historia de superación que el deporte haya contado.


Porque a veces, los sueños más grandes nacen en los lugares más pequeños.

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