La relación entre Colombia y Estados Unidos atraviesa uno de sus momentos más delicados en décadas. Durante un consejo de ministros, el presidente Gustavo Petro confirmó que Washington decidió descertificar a Colombia en su informe anual sobre la lucha contra el narcotráfico. 


La medida, que no se veía desde los años 1996 y 1997 durante el gobierno de Ernesto Samper, implica un retroceso significativo en la confianza bilateral y abre la puerta a graves consecuencias económicas, diplomáticas y de seguridad.

¿Qué significa la descertificación?

La descertificación es un mecanismo contemplado en la Ley de Asistencia Extranjera de 1961, reforzada por normativas antidrogas en 1986 y 1988. Este proceso establece que un país no está cumpliendo con los compromisos internacionales en la lucha contra el narcotráfico, de acuerdo con la evaluación de agencias como la DEA y el informe que cada año la Casa Blanca presenta al Congreso de Estados Unidos.

Los parámetros revisados incluyen la interdicción de drogas ilícitas, la capacidad de desmantelar organizaciones criminales transnacionales y el fortalecimiento de la seguridad en zonas rurales. Según la administración estadounidense, Colombia no alcanzó los estándares mínimos en estos frentes.

Consecuencias inmediatas

La decisión de Estados Unidos acarrea una serie de sanciones y restricciones. La más inmediata es la suspensión de hasta la mitad de la ayuda exterior que ese país entrega a Colombia, fondos que históricamente han estado dirigidos a programas de seguridad, lucha antidrogas y desarrollo rural.

Además, la descertificación conlleva que Washington se oponga a la aprobación de préstamos internacionales a Colombia en instancias como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros bancos multilaterales. Aunque se mantienen excepciones para la asistencia humanitaria y algunos programas antinarcóticos específicos, el recorte de recursos afectará directamente la ejecución de proyectos estratégicos en seguridad y cooperación internacional.

Un golpe a la cooperación histórica

La relación entre ambos países ha estado marcada por la colaboración contra el narcotráfico desde los años noventa, con hitos como el Plan Colombia, que canalizó miles de millones de dólares hacia la lucha antidrogas y el fortalecimiento institucional. La descertificación pone en entredicho esta alianza y cuestiona la capacidad del Estado colombiano para cumplir con las expectativas internacionales en materia de control de cultivos ilícitos, reducción de exportaciones de cocaína y persecución de carteles.

Expertos advierten que la medida también debilita la confianza de Estados Unidos en la estrategia del gobierno Petro, que ha planteado un enfoque diferente al tradicional, centrado en la sustitución de cultivos y la transformación territorial, en contraste con la erradicación forzada y la fumigación aérea que históricamente impulsó Washington.

Reacciones internas y panorama incierto

El anuncio ha generado un debate interno en Colombia. Mientras algunos sectores consideran que la descertificación es un llamado de atención para replantear la estrategia antidrogas y reforzar la cooperación, otros la ven como una decisión política que desconoce los esfuerzos recientes del país en materia de seguridad y transformación rural.

Para el gobierno colombiano, el reto será doble: minimizar el impacto económico de la pérdida de recursos y, al mismo tiempo, restablecer la confianza con su principal aliado internacional en la lucha contra el narcotráfico.

La descertificación representa no solo un revés diplomático, sino también un escenario de incertidumbre para los programas sociales y de seguridad que dependen de la cooperación estadounidense. En adelante, el diálogo bilateral será crucial para definir si esta crisis marca un distanciamiento prolongado o si, por el contrario, abre la puerta a renegociar los términos de la lucha antidrogas en el país.

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